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La elección de los

Comer no es lo mismo que nutrirse. Ingerir alimentos sin pensar en lo que se hace, puede llevarnos a que nuestro organismo comience a tener problemas de salud.

La Nutrición es la ciencia que se encarga de darnos los conocimientos necesarios para alimentarnos de forma correcta y que no se produzcan deficiencias ni a corto ni a largo plazo. Es un proceso biológico mediante el cual el organismo asimila los alimentos y los líquidos necesarios para el funcionamiento, mantenimiento y el crecimiento de sus funciones
vitales. Muchas veces se utilizan como sinónimos nutrirse y alimentarse, siendo la diferencia fundamental que la nutrición conlleva unos procesos involuntarios que acontecen después de la ingesta de los alimentos, mientras que la alimentación es el acto de comer, y es totalmente voluntario, tú elijes qué, cuándo y cómo comes.

La alimentación es por tanto la que va a dar a nuestro cuerpo el suministro imprescindible para:

 Construir y renovar sus células y tejidos.
 Mantener sus procesos internos de funcionamiento (respiración, digestión, metabolismo).
 Obtener energía para poder trabajar, hacer deporte, etc.

A diario y varias veces en el día tomamos decisiones en cuanto a lo que comeremos y a cuanto, algunas de ellas inconscientemente lo cual afecta directamente tanto al peso como a la salud.

La mayoría de estas decisiones ni siquiera sabemos que las hemos tomado ya que provienen de comportamientos repetitivos o de la influencia de otros en nuestro entorno.
Es frecuente que ocurran cosas como: “si se abre una bolsa grande de papas fritas no paramos de comer hasta que se acaban” o “después de comer siempre se me apetece comer algo dulce” o “sirveme más porque es muy poco lo que hay en el plato”. El nutricionista y experto en comportamiento alimentario Brian Wansink, de la universidad de Cornell(E.U.), explica en su libro “Mindless Eating” (Comer sin sentido), que se hacen más de doscientas elecciones alimentarias diarias de manera automática. Estas conducen a comer más de la cuenta sin ser conscientes de ello y menos aún, de las consecuencias, como la ganancia de peso.

Uno de los principales factores que influyen en la elección y consumo de alimentos es el estado de ánimo. Los nervios, la ansiedad, la depresión, la presión por terminar algún trabajo, la tristeza, la alegría desmedida son estados de ánimo que cada uno canaliza a su manera. Algunos alimentos son el desahogo o fuga de estas emociones y difieren de persona a persona. Inclusive muchas veces se ingieren esos alimentos automáticamente y como no hemos razonado el proceso, el mecanismo se repite una y otra vez.
Una alternativa apropiada para detectar el patrón personal de reacción ante diversas emociones es llevar un diario de alimentación, donde anotamos qué se come, cuándo, cuánto y porqué, favoreciendo esto a ser más consientes de cuáles son los alimentos que se eligen según el estado de ánimo y los sentimientos que genera lo que se come. Esto a la larga ayuda a prevenir los excesos en la alimentación y posibles consecuencias en la salud que esto acarrea. 

Otro factor determinante en la elección y consumo de alimentos es la compañía. Comer en compañía de más de 6 personas hace que se consuma hasta un 96% más que si se come solo. Otros estudios arrojan que se come por imitación, por lo que el comportamiento alimentario esta influenciado por la conducta de los demás. En cualquiera de ambos casos siempre es bueno servirse menos del 20% de lo habitual, con la opción de repetir si se ha quedado con hambre. De otra manera, es probable que se repita incluso si en un inicio ya se ha servido una mayor cantidad.

El tener demasiadas opciones para elegir también nos pone en aprietos en cuanto a las cantidades y tipos de comidas porque no solo influye el hambre y el apetito, también hacen presencia las sensaciones organolépticas, es decir, el aroma, el color, la presentación, etc.
Así mismo el tamaño de los vasos debe cuidarse. Últimamente se utilizan vasos demasiado grandes lo cual ha incrementado el consumo de bebidas hasta en un 200% tanto leche como bebidas carbonatadas con o sin azúcar, jugos y otros. Cuando se consumen las calorías a través de líquidos, no la registramos de la misma manera como ocurre cuando se consumen alimentos sólidos hipercalóricos, (pizza, hamburguesas, frituras, etc.), por lo que fácilmente aumentamos la ingesta calórica sin darnos cuenta.

Y por último y no menos importante, el comer viendo la televisión o mientras se está trabajando y relajando en la computadora. Muchos analistas coinciden en que las personas que comen frente al televisor o a la computadora comen un tercio más de cantidad, debido a que no se esta concentrado en los alimentos y se come de manera inconsciente, lo cual lleva a comer más cantidad. Al no prestar la atención necesaria, no se perciben los mensajes que llegan al cerebro y le advierten que el estómago está lleno y se continúa comiendo.

Así es que, conociendo los factores que más influyen en nuestra elección de alimentos, debemos evaluar nuestra conducta y detectar donde estamos más vulnerables, buscar alternativas que nos ayuden a poner orden y entonces mejorar paso a paso nuestra forma de alimentarnos que a la larga nos brindara una vida saludable.
Recomendaciones:
1. Toma un buen vaso de agua al despertarte y mantente bien hidratado durante el día.
2. Haz treinta minutos de ejercicio al día
3.  Programa siete u ocho horas de sueño cada noche
4. Nunca comas en exceso. Modera las porciones en tus comidas
5. Elige verduras antes que carnes o snacks procesados.
6. Maneja bien tu estrés. Aprende a organizarte y a relajarte
7. Hazte un chequeo médico al menos una vez al año